Estrés calórico en vacas, vaquillas y becerras lecheras

El estrés calórico en vacas lecheras podemos considerarlo como la suma de todas las causas internas (incremento calórico del alimento, producción de leche, movimiento, etc.) y externas (calor y humedad medioambiental, radiación solar, movimiento del aire, etc.) que inciden sobre el animal, y su afectación es superior (como aparece en el orden del intitulado) en las vacas en producción (máxime en las buenas productoras) que en las vaquillas y las becerras. Lo cual no significa, de modo alguno, que deba despreciarse el mitigar el Estrés por Calor, también, en las becerras y las vaquillas; estrés éste que es evidenciado en un menor crecimiento, más morbilidad y mortalidad, y en descenso de la fertilidad en las vaquillas.

¿Cómo darse cuenta de que una becerra y/o vaquilla padece Estrés Calórico?

Seguro que hay evidencias que pueden a uno hacerlo sospechar de la presencia de tal problema, del estrés calórico en los animales, verbigracia:

  1. Aumenta el consumo de agua.
  2. Reducción del consumo de alimentos.
  3. Aparente letargia y pereza (disminuye su actividad).
  4. Polipnea o jadeo: respiración acelerada, boca abierta, salivación excesiva.
  5. Baja eficiencia reproductiva (se eleva el número de servicios por preñez).
  6. Morbilidad y mortalidad más alta.
  7. Ganancias de peso diario más bajas de lo normal.
  8. Frecuente nacimiento de crías prematuras y/o de poco peso, en las vaquillas.

No obstante, para mi modo de ver, una manera concluyente y práctica de diagnóstico del problema del Estrés Calórico en vacas lecheras, es la de chequear por lo menos los criterios de normalidad sobre la temperatura corporal (rectal o vaginal) y la tasa respiratoria (número de respiraciones por minuto) de los animales.

Si un número representativo de becerras de menos de 1 mes y de más edad, consignan, en forma respectiva, más de 24 a 26 (las de 1 mes), y 30 o más (arriba del mes de edad) respiraciones por minuto; y, asimismo, una temperatura rectal mayor de 39° centígrados, deberemos aceptar que hay Estrés Calórico (a condición de que no se den signos de alguna enfermedad).

Para el caso de las vaquillas, habría indicios de Estrés por Calor en éstas, cuando las respiraciones por minuto y de temperatura corporal, fuesen de más de 80 y más de 39° C, respectivamente (a condición de que no se den signos de alguna enfermedad).

¿Cuáles estrategias poner en acción para amortiguar el estrés calórico en vacas lecheras, becerra y vaquillas?

            Las estrategias seguidas actualmente en las vacas en producción y en etapa de secas (vía de amortiguar el estrés calórico en vacas lecheras, becerras y vaquillas), giran en derredor de modificaciones físicas del ambiente, manejo alimento-nutricional, programación reproductiva, planes genéticos, etc. Y estaremos en acuerdo, lectoras y lectores, que algunas de estas estrategias en cuestión, pueden ser igualmente valiosas para las becerras y las vaquillas; más, en este caso, habrá de determinarse previamente el costo-beneficio para su implementación.  

 Estrategias

Becerras neonatas y pre-destete

  • Evite la hipertermia (elevación de la temperatura rectal) en una cría recién nacida: ubíquela de inmediato en un lugar sombreado y fresco.
  • Orientación correcta de las becerreras (jaulas, iglús, cunas) para proveer el máximo de sombra en las horas pico de calor en el día.
  • Preferentemente debe existir un espaciamiento entre las jaulas para permitir la adecuada circulación del aire (1.50 m. entre jaulas y 3 m. entre hileras de jaulas).
  • La becerrera (jaula en piso) debe proporcionar 2.9 m2 por animal, tener cama de arena (limpia y seca), y suficiente techumbre pintado de blanco (pintura aislante de preferencia) en su parte superior para ayudar contra la radiación solar. 
  • La jaula debe contar con dos recipientes (tinas de buena capacidad) para agua y concentrado, y habrán de separarse de 50 a 60 cm entre ambos, para que el agua y/o el concentrado no se mezclen.
  • Es por sumamente importante instalar una malla sombra, corrediza, en la zona de becerreras; el personal con menos incomodidad es más eficiente en sus labores, y las becerras contarán con un trato más amigable y un microclima más confortable.
  • La instalación de ventiladores en el área de jaulas puede ser una práctica redituable.
  • Cuando se utilizan iglús como becerreras, levantar la parte trasera de las becerreras (usando 2 bloques) es recomendable, para facilitar una mayor circulación del aire.
  • El abastecimiento del agua a las becerras (desde el segundo día de edad), en temperaturas ambiente altas, es un requisito Número 1. Deberá estar fresca, limpia y disponible día y noche.
  • La alimentación del concentrado iniciador (desde el segundo día del nacimiento) deberá servirse por la tarde noche, en pequeñas cantidades para que no se eche a perder, y que el calentamiento no obstaculice el consumo.
  • No olvidar que por cada kilo de concentrado consumido por la becerra se necesitan 4 litros de agua. Por ende, si no hay agua suficiente, los consumos del concentrado iniciador serán muy modestos.
  • En caso de diarreas (pérdida de sodio, potasio y cloruro) los electrolitos son indispensables: debe suministrarlos con biberón para asegurar el consumo de éstos.
  • Administración de electrolitos para becerras.
  • Las salas de crianza bajo techo, cerradas con paredes o cortinas, y con becerreras (jaulas) elevadas del piso sobre canales de desagüe, deben tener un estricto manejo de la temperatura y la humedad (contar con ventiladores, extractores, etc.). Es común la problemática de trastornos respiratorios en las becerras, a resultas de la acumulación de gases (amonio, Co2, metano, etc,), de no observarse un debido manejo en estas salas de crianza.

La Recría: posdestete hasta el primer parto de las vaquillas

  1. Espacio físico y social de corral y en comederos, acorde a la edad de las becerras y vaquillas: no sobrepoblar los corrales (se da competencia rijosa entre animales, incremento del calor, etc.).
  2. Los metros cuadrados de espacio en corral van desde 14 a los 42, desde el destete al parto.
  3. Los metros cuadrados de sombra van desde 1.5 a 4 desde el destete al parto.
  4. La altura de la sombra varía de 2.5 a 4.5 m, localizada de norte a sur en su eje principal.
  5. El espacio de comedero es de 38 a 61 cm. desde el destete al parto.
  6. Los consumos de agua por animal van desde 19 a 57 L desde el destete al parto.
  7. Asegurar un buen consumo de agua siguiendo buenas prácticas de manejo que incluyen:
  8. Limpiar los bebederos al menos semanalmente.
  9. Hay que asegurar que los sistemas de agua proporcionen un volumen adecuado para cubrir las necesidades de los animales, especialmente durante temperaturas críticas de calor; Los bebederos están diseñados y localizados para facilitar que los animales beban fácilmente.
  10. Que al menos se provean 0.61 m lineales de espacio accesible en el bebedero por cada 10 a 20 vaquillas.
  11. Uso de ventiladores y aspersores de agua (al menos en las vaquillas pre y post inseminación).
  12. Suministro de un 70 % de la ración alimenticia del día al atardecer, para que ésta se caliente menos, y el calor de la fermentación ruminal se de en las horas de menor temperatura, y en tal suerte el animal se afecte menos.
  13. Alimentar raciones más bajas en fibra, más concentradas energéticamente; pero cuidando el riesgo de la acidosis.
  14. Elevar los niveles de potasio, sodio y magnesio.
  15. Uso de aditivos que disminuyan el calor: levaduras, niacina, a ácido nicotínico.
  16. Programación del manejo de los animales bajo temperaturas del día más amigables (por la mañana muy temprano, antes de las 10 am).
  17. No hacer manejo de los animales cuando se presente una “onda de calor”
  18. Sopesar el empleo del “vigor híbrido” resultante del cruzamiento entre Holstein y Jersey, evidenciado en fertilidad, longevidad y mayor cantidad de kilos de proteína y grasa en la leche producida.
  19. Seleccionar animales de pelo blanco (que absorben menos radiación solar), con piel oscura en derredor del ojo.
  20. Calcular el resultado económico de no inseminar vaquillas en los meses de Estrés Calórico, comparando contra la producción de leche esperada y la fertilidad a obtener, en los meses de los futuros partos.
  21. En resumidas cuentas, amigas y amigos, toda vez que el estrés calórico tiene efectos negativos en el comportamiento de las becerras y las vaquillas (mengua en el consumo de alimento, retraso del crecimiento, afectación del sistema inmunológico y del comportamiento reproductivo, etc.), éste deberá preocuparnos y ocuparnos. Por lo tanto, deberemos procurarles los medios que logren amortiguar o eliminar el multimencionado “Estrés Calórico”, de una manera rentable.

Le invitamos a también leer el artículo Bienestar de las Vacas

Literatura citada

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Ing. Agr. Joel H Velasco Molina

Profesor Emérito del Tecnológico de Monterrey

Asesor Técnico de ABS México y de GEMEX